El Santo Cristo De Las Trincheras

Cuenta una leyenda que este Santo y humilde monumento fue puesto en batallas por soldados creyentes, quizás buscando el perdón de Dios o tal vez entregando sus pechos desnudos a la muerte, bajo el martirio de ser utilizados por poderosos, pero ha sabiendas de que al frente de la redención un líder sempiterno les llevaría de la mano a los campos elíseos donde alcanzar la gloria es alcanzar la vida eterna.
Por Que La Rebeldía Vive En Nuestros Corazones Y Con Orgullo 

Llevamos, Que Nadie Nunca Nos Doblegue Por Que No Nacimos Para Perder Y Ser Dominados Por La Miseria Del Poderoso.

Para mis queridos Compatriotas de Lucha, esta hermosa escritura sobre El Cristo De Las Revoluciones

"A ras de lluvia, patria, soledad y espera. Impetuosamente y sin reparo alguno"

En homenaje al histórico Cristo de las Trincheras, el que reposa en el Monasterio de Batalha – Portugal -. Sin una mano, sin pies, después de haber estado en el frente, de sol a sol, entre borrasca,  sol y plomo, en una y otra guerra, hoy, permanente lámpara de voto en la ruinosa oscuridad de un vetusto monasterio, espeluznando al mundo en misteriosa plegaria. 

Cristo, el hombre, eternamente, un gran dolor en viaje, en esta ominosa hora menguada, turbia, oscura, lluviosamente nocturna, en esta hora humosa que en sombras nos envuelve. Sed de mundo, cerviz de noche, contrito, solitario y muerto. Cristo pobre, pobre - pobre… de los pobres… buen hermano, buen amigo, buen soldado, colérico cordero al descubierto, nuevamente con látigo inclemente arrojándolo contra los nuevos mercaderes, tan pierna arriba en su agonía, al aire el brazo, en ademán resuelto y justiciero, combatiente, insurgente, fiel miliciano… Tú – el revolucionario más valiente -. Tú – el más rebelde y noble montonero -. ¡Sal de tu iglesia! ¡Coge la montaña! ¡Y a quienes luchan rige y acompaña en tan heroica y santa rebeldía! 

Poema De Pablo Mora

Cristo de las trincheras, Cristo ahumado,

al frente de la guerra, guerrillero,

frente al hambre, pedazo de madero,

entre la guerra con color tostado.

Al descubierto, roto, desolado,

fuego encendido, fuego prisionero;

en la trinchera, siempre de primero,

de la batalla el Cristo mutilado.

De trinchera en trinchera, chispa, lumbre,

encendido en amor, enfogarado,

en sangre, en ruego, en alba y mansedumbre.

Cristo de La Batalha, iluminado,

en lanza, en ristre, en cruz, en muchedumbre,

al hombre ruega en llamarada alzado.

Pablo Mora (Poeta Táchirense)